Cuando dispuse la mesa para jugar a la copia de importación de Medici, de Grial Games, nadie parecía querer jugar. Otro Knizia, ¡y de subastas!, decían. Con empeño y un poco cabreado, conseguí que empezáramos la partida.
Somos familias que van al puerto a conseguir mercancías en paquetes. En su turno, el jugador puede ir desvelando de una en una hasta tres cartas. Existen 5 tipos de mercancías, con 7 valores: 0,1,2,3,4,5,5.
Durante tres rondas, y con sistema de subasta a una vuelta, se van rellenando nuestros barcos con hueco para cinco cartas. Al final de cada ronda se realiza dos puntuaciones:
Primero, se debe sumar los valores de las cartas, y cada jugador ganará dinero según sea el que haya tenido mayor resultado al que menos, entre 30 y 0 monedas.
Segundo, debemos avanzar en cinco tracks correspondientes a las mercancías en base a el número de cartas que tengamos. Repito, no al número en las cartas, sino al número de cartas de cada mercancía. Luego puntuará únicamente el primero y segundo de cada track.
Ya está. Knizia lo vuelve a hacer con reglas escasas y profundidad adecuada.
Impresiones
Jugando la primera ronda, rápidamente los seis jugadores entramos en juego. Las pocas reglas hacen que los límites y riesgos se analicen rápidamente. Grandes jugadas aparecen, y el push your luck hunde otras.
Sin embargo, finalizando la segunda ronda, cruce miradas con Samu, compañero de El Dado Único, y lo dijimos.
Knizia, cómo la lía y con reglas tan sencillas.
Básicamente el juego se llena de momentos épicos, fallos garrafales y aciertos mayúsculos. Permite generar estrategias a medio plazo, y ajustes tácticos para controlar a los adversarios. Es increíble cómo Knizia, teniendo juegos como el RA o el Amun Re, sigue dándole vueltas de tuerca a mecánica de subastas pero sin complicar.
Dale mil oportunidades, porque las merece.