«El peor Essen de la historia» es uno de los mantras lúdicos que solemos oír por estas fechas. Siempre que llega la feria más masiva de nuestra afición se acumulan sentimientos de hype desenfrenado con desencanto generalizado. Toda una odisea para aquel que llega de nuevas, sin duda.

Pero no es el único mantra lúdico. El pasado sábado conocíamos que El Dorado era el Juego del Año 2019, otros premios rodeados de mantras: Que si siempre sale algo de Devir, que si se incluyen juegos del año de la pera, que si no entra X juego que claramente es el mejor…

Al final uno no para de leer estos mantras lúdicos y se pregunta… ¿Hasta dónde somos dueños de nuestra propia opinión? Vivimos en tiempos raros, donde las primeras impresiones de un juego pesan más que hasta la propia reseña. Donde de hecho ya no se hacen reseñas, sino redacciones de manual y dos o tres párrafos (o minutos de vídeo, depende del formato) de opinión. Donde hemos pasado de «Mi juego del mes» a «Mi juego de la semana» y, en breve, «Mi juego de lunes a miércoles».

Consumimos novedades a un ritmo que no podemos digerir, un ritmo que nos obliga a no tener una opinión fundamentada en partidas, sino en sensaciones. Un ritmo que nos lleva al «No lo he probado a 2 pero parece que escala bien», «dicen que es el pepino de Essen», ¿Quién lo dice? ¿Quién lo comenta?

Y al final nos vemos obligados a repetir los mantras que leemos por ahí. Devir seguirá siendo la editorial de las erratas a pesar de que FFG se ría en la cara de sus clientes. Seguimos siendo una afición nicho a pesar de que el mercado ha explotado y haya un evento a nivel nacional en el Wanda Metropolitano. En los euros el tema es intrascendente a pesar de que cada vez son menos los Trismegistus y más los Kingdom Defender en el mercado.

En fin, mantras… ¿Queda alguien con criterio? ¿Existe el Dr. Cheno?

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